LAS PALMAS DE ANAGA
02 OCTUBRE 2020
Situado en uno de los rincones más recónditos, abruptos y mal comunicados del municipio de Santa Cruz de Tenerife, podemos llegar, no si dificultad, a una de las mayores joyas arquitectónicas y paisajísticas de todo el macizo de Anaga.
La ruta parte desde Benijo, por una ancha y en buen estado pista que llega hasta El Draguillo. A partir de ahí se sigue por un sinuoso sendero con algunos puntos en mal estado, con claras muestras de ser zona de escorrentías. Llegados al lugar nos encontramos con un valle custodiado desde el mar por el hermoso e imponente Roque de Tierra (con su particular forma de cabeza de oso) y por el Roque de Aderno en las montañas.
Salpicadas entre múltiples bancales que en su día fueron fértiles tierras de labranza, y que hoy están secas y abandonadas, encontramos pequeñas construcciones donde, sin lugar a dudas, destaca una hacienda en forma de U conocida como La Hacienda de Las Palmas o Hacienda de San Gonzalo, un hermoso y claro ejemplo de la arquitectura rural histórica de la isla. Levantada a comienzos del siglo XVII por la familia Armas, fue adquirida en 1610 por la familia Fernández de Ocampo (establecida en la isla desde la conquista y que ocuparían importantes cargos públicos en el gobierno de la isla) que se dedicarían al cultivo de la vid de la que saldría el vino malvasía tan valorado y demandado en la época.
Anexa a la Hacienda, se encuentra la Ermita de San Gonzalo de Amarante, que es la zona que mejor se conserva del lugar y que alberga en su interior importantes joyas de arte sacro como un cuadro de la Virgen de Candelaria, una imagen de San Gonzalo o una pila bautismal.
El conjunto fue declarado BIC en la categoría de Monumento el 22 de mayo de 2014 y actualmente se encuentra en un avanzado estado de abandono. Según parece el Cabildo de Tenerife ha estado en negociaciones con los actuales propietarios para la compra de la hacienda y así poder hacer actuaciones para su conservación.